Vemos a una misma chica, maquillada de la misma manera, fotografiada de una misma manera y «photoshopeada» (se sigue con eso) de la misma manera. Miles de cámaras tomando la misma foto para distintos productos.
En uno de los capítulos de Design as Art, Bruno Munari reflexiona sobre las reglas visuales que existen en el mundo de la comunicación. Códigos que nos sirven para que identifiquemos el sector: fácilmente vemos si una fotografía es para presentar un perfume o un seguro de vida.
Sería exagerado decir que todos los pósters son iguales, pero en muchos casos los valores que emite su lenguaje visual si lo son. ¿Cómo le damos carácter individual?
Aquí es cuando la gráfica publicitaria tiene que acercarse al arte, a los artistas que siempre trabajan en la búsqueda de nuevas formas de expresión. Nuevos formatos, nuevos canales, nuevos soportes, materiales… nuevos códigos. Podemos poner sobre la mesa todas esas variables y elegir cada una en función de la coherencia con la esencia de la marca.
Para ejemplificar que tenemos mil maneras de ir más allá, Munari pone el ejemplo del rostro humano: In how many ways and with what techniques can one produce variations on the human face seen from the front?
Las combinaciones son infinitas. Cada técnica y cada soporte configuran el rostro de una manera. Como infinitas maneras hay de diseñar una silla… como infinitas maneras hay de diseñar una marca.
La reflexión me animó a pensar con el papel. Comprar unos rotuladores (ya que desde primaria que no pintaba con rotuladores) con los colores lo más parecidos posibles a la paleta del último proyecto en el que estoy trabajando. Probando, encontré un estilo que me gustó y que conectaba con los valores que estamos validando. Son bocetos iniciales, pero me alegro de ir construyendo la marca desde esta reflexión y esta búsqueda de nuevos enfoques.
¿Qué opinas? ¿Recomiendas alguna lectura más sobre el tema? Si pruebas tú también dibujar una cara, envíamela 🙂
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