¿Cuántos cafés hay detrás de un logotipo? En estas tres entradas recojo cuáles son las fases que hemos pasado para re-diseñar la identidad de marca de la Escuela de Música Creativa de Madrid. Un proyecto que realizamos Estefanía Sánchez, Ana Amaly Osorio y yo durante nuestra formación en el Master Intensivo de Brand Design del IED. Esto no pretende ser un esquema metodológico de branding y me salto muchas partes del plan estratégico para plasmar solo las claves más relevantes de cara a entender por qué hemos creado la identidad de esa manera.
Parte 1: Investigación y estrategia
Parte 3: Sistema gráfico y aplicaciones
El reto era claro: «Esta es nuestra marca actualmente, ¿podemos mejorarla?». Partíamos de aquí:
Empezamos estudiando muchísimo la escuela. Unas sesiones intensas de conocer todos sus servicios, sedes, historia, comunicación, competencia, objetivos… Ahí nos hicimos un primer mapa de la situación:
La Escuela de Música Creativa nació en 1985 como primera escuela de jazz de Madrid. Imparte clases de músicas actuales (aquellas que no se estudian en el conservatorio). Sus aulas están en el barrio de Malasaña, centro cultural de la capital.
Pero realmente conocer a los alumnos es lo que nos aportó luz y dirección al proyecto. Es fácil identificarlos en la plaza del Dos de Mayo tomando cervezas con sus instrumentos. Hablamos de todo lo bueno y malo de la EMC y de por qué la habían elegido. Ahí llegamos a una conclusión de posicionamiento y descubrimos el punto más fuerte de la institución:
Es la escuela que un músico te recomienda.
Hay varios factores en la decisión de matricularse (precio sobre todo todo), pero de cara a invertir en calidad, la escuela goza de un prestigio y reconocimiento en el sector muy alto. Los músicos que deciden ir a ella vienen recomendados por otros músicos profesionales.
Ahora que sabemos que compite en las grandes ligas y tenemos una definición clara de lo que es, ¿qué la diferencia del resto de escuelas de nivel? Entre otras cosas, las cervezas en la plaza del Dos de Mayo (otra vez). Y es que otros centros están a las afueras o en barrios donde no acaban de conectar. La escuela viste el barrio de Malasaña de instrumentos y de música. Cada día los chavales están tocando en la plaza o hacen jams en los bares de la zona. Al lado de la escuela el primer negocio que encontramos es una tienda de discos de jazz. Es común además que a nivel institucional se hagan actividades con las asociaciones vecinales:
La escuela potencia el sentimiento de comunidad tanto entre los alumnos como transformando e interactuando con el barrio.

Nos saltamos muchas partes del documento estratégico y nos centramos sobre todo en unos valores nuevos que nos sirven de atributos de marca y marcarán el tono y personalidad de la EMC. Y es que la escuela tiene dos tipos de valores, los más institucionales: la profesionalidad, el compromiso y la experiencia. Y luego tenemos también los más personales: la cercanía, la positividad, la familiaridad… Necesitamos potenciar las dos partes para ser coherentes. Encontrando la inspiración en el jazz generamos el concepto:
Solidez para ser flexibles.
Y es que para poder improvisar en el jazz, el género es a la vez muy estructurado y cada uno de los músicos está contando los compases. Un símil que nos acerca a que si la escuela goza de esa cercanía y diversión entre los alumnos y profesorado es porque hay una organización institucional efectiva detrás que hace que ellos solo se tengan que preocupar de los suyo. Este concepto de solidez y flexibilidad va a ser súper importante en la fase de diseño.
Por último, quisimos hacer una pequeña pero muy importante modificación de naming. Para conseguir un nombre con más consistencia institucional, la escuela no tenía que ser «de algo», ¡tenía que ser algo! Decidimos eliminar el «de» y llamarla:
Escuela Música Creativa.
Continuamos en la parte 2: diseño de logotipo. Ahí tratamos de materializar estas claves de la primera fase.
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